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Fue Mohamed ben Al-Hamar (Mohamed I) el primer monarca en trasladarse a la Alcazaba y hasta Abu l-Walid Ismail (quinto rey de la dinastía) no se conoce la construcción de ningún palacio. Se construyó entonces uno cerca de la Gran Mezquita pero de este palacio sólo queda el Mexuar, ya que Yusuf I lo destruyó totalmente, reformando la Torre de Comares, el Patio de los Arrayanes y los Baños, reforma que terminó Mohamed V, que unió todos ellos al Mexuar, realizó la ampliación de la galería que posteriormente se llamaría de Machuca y construyó el Palacio de los Leones. Estos dos monarcas fueron los que más edificios levantaron, reconstruyeron y decoraron en la Alhambra.
Podemos distinguir tres zonas independientes en el Palacio Real: el Mexuar, que corresponde a la parte semipública del palacio o selamlik, donde se realizaba la administración de justicia y el despacho de asuntos de Estado; el Palacio de Comares, que constituía la residencia oficial del rey y el Palacio de los Leones, que era la zona privada del palacio, donde se encontraba el Harén. No sólo se diferencian estos cuatros en la función que desempeñaban sino también en sus características artísticas. Mientras que el Palacio de Comares es típicamente musulmán, el de los Leones presenta influencias cristianas, que deben provenir de la amistad que Mohamed V y su homólogo castellano Pedro I, el Cruel, mantuvieron durante años.
A partir de la toma de Granada por los Reyes Católicos y hasta nuestros días se han realizado numerosas restauraciones, pero quizás las mayores obras las realizó Carlos V, que añadió varias habitaciones a la Alhambra mientras se construía el palacio que lleva su nombre. Sin embargo, la Alhambra siempre ha mantenido su naturaleza de palacio musulmán.