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Los continuos conflictos bélicos que tuvieron lugar en la península ibérica durante la Edad Media dieron como resultado diferentes fenómenos. Uno de ellos, el más visible, fue el de la construcción de diferentes fortalezas, recintos amurallados o edificaciones de carácter militar. Otro, fue el del cautiverio, que determinó la necesidad de construir lugares donde recluir a los presos capturados tras la batalla.
La Alhambra es una fiel representación de lo que fueron estos tiempos. Más allá de la Alcazaba, las murallas u otras edificaciones militares, sus mazmorras son uno de los lugares menos conocidos, pero más icónicos del recinto monumental. En ellas, no solo había presos, también tesoros o personajes que necesitaban ocultarse.
Las crónicas del siglo XIV y XV nos hablan de la existencia de una serie de mazmorras tanto en el recinto de la Alhambra como en su entorno cercano. Al parecer, en aquellos momentos estos espacios eran usados para encerrar a los cautivos, que solo veían la luz del sol de nuevo en caso de que se pagara su rescate.
Estas estructuras, que eran realmente grandes agujeros realizados en el suelo rocoso, fueron usadas en un primer momento como lugar de almacenaje del grano. Sus condiciones para conservar estos alimentos eran realmente idóneas. Con los conflictos bélicos continuos con los reinos cristianos, pasaron de albergar alimentos a custodiar a prisioneros cristianos. Un lugar realmente terrible si se buscaba escapar, pues era posible a través de una pequeña oquedad, escalando 10 metros o usando una cuerda.
Ya en pleno siglo XI, el último rey Zirí, Abd Allah ibn Buluggin planteó en su obra Memorias del siglo XI que las mazmorras eran muy frecuentes en Granada. Señaló principalmente a la zona del Albaicín y la colina de la Sabika.
Jerónimo Munzer, cronista y viajero alemán, planteó a finales del siglo XV la existencia de 14 mazmorras en el Corral de Cautivos, el actual Carmen de los Mártires. A su vez, el escritor Luis de Mármol Carvajal describió 32 años después de la conquista cómo estos espacios eran vitales para el gobierno nazarí, que se nutría de los rescates demandados a los reinos cristianos por sus cautivos. Todo esto encaja si nos retrotraemos a 1483, cuando Boabdil acabó siendo apresado por los cristianos tras la batalla de Lucena. Las crónicas reflejan cómo su liberación se hizo a cambio de la de unos 300 presos cristianos que estaban esclavizados o encerrados en las mazmorras de la Alhambra.
Si nos apoyamos en la documentación gráfica, todos estos datos tienen una mayor veracidad. Por ejemplo, Hoefnagel artista flamenco, refleja en su vista de Granada desde el Oeste la existencia de lo que parecen ser varias mazmorras. También, Pietr Van der Aa, librero y geógrafo, dibujó en su cuaderno de viajes varias supuestas mazmorras junto al actual Carmen de los Mártires.
En la actualidad, el conjunto de mazmorras encontrado en la Alhambra, que se sabe que anteriormente eran silos, se encuentra en la zona alta. Concretamente, entre la Torre del Agua y el Palacio de los Abencerrajes, junto a la Puerta de los siete suelos. Se sabe a la perfección, gracias al trabajo arqueológico, que estos lugares se utilizaron en algún momento para almacenar grano, semillas, especias y otros materiales. Estos espacios del conjunto monumental son definidos como “silo-mazmorras”.
El mayor de estos lugares encontrados es la mazmorra Grande del Secano. Un espacio de unos 8,5 metros de profundidad y de unos 10 metros de diámetro. Junto a otros 9 espacios similares, esta mazmorra es el espacio penitenciario más grande y destacable de la Alhambra. Era probablemente la que más prisioneros albergaba y la situada a más altura, pero no la que encerraba a los “más importantes”. Los presos de relevancia se albergaban en mazmorras más bajas, las que se encontraban más próximas Puerta de los pozos, en la zona de la Alcazaba.
Los misterios que encierra aún la mazmorra Grande del Secano son varios y los trabajos arqueológicos se seguirán desarrollando. Es un espacio relevante en lo que se refiere a su conservación y a los restos que puede aportar. A su vez, el hecho de que fuese desmantelada en época napoleónica y acabase siendo usada como un erial impide su interpretación de forma clara.
En definitiva, como hemos podido ver, las mazmorras son unos espacios realmente interesantes para poder comprender mejor lo que fue la Granada nazarí y la Alhambra. Presos, alimentos y otras cuestiones fueron ocultadas en estos lugares, que siguen ocultando en la actualidad varios datos y cuestiones que poco a poco irán saliendo a la luz.
Grabado de Granada, obra de Georg Braun
Vista de Hoefnagel de Granada desde el Oeste (1565)